Sunday, April 8, 2012

Respuesta a un político español de Izquierda Unida



Javer, preferí escribir la respuesta a tu mensaje en forma de blog público pues me gustaría que otros opinaran sobre el tema. No seguí el consejo de mi prima hermana, residente de un kibutz, que me aconsejó que escribiera algo que en los blogs públicos de gmail estaría sumamente prohibido. Es que los americanos son muy conservadores en ese sentido, lo digo porque hace más de cuarenta años que vivo en Estados Unidos, en el este, medio oeste y oeste—me falta el sur. Eso es lo que pido de ti antes de opinar, que no solo te informes bien desde los dos puntos de  vista, pero también convivas con ambos palestinos e israelíes en sus tierras. Ya sé, me has dicho que no pasarías por “la frontera de Israel, un estado racista”. Sin embargo, yo jamás opinaría sobre un estado y su gente sin conocer bien  y personalmente de lo que hablo. Yo voy por mi quinto viaje a la región, y aun así no me atrevo a opinar porque no vivo el día a día. Eso sí, te podría explicar y dar ejemplos de los pros y contras. Además, lo que me atrae a mi es el arte y no la política y por eso me gustaría que escucharas los versos en ladino y griego de Yasmin Levi, “Porque”. La respuesta, el porqué de las cosas no es tan fácil de contestar como algunos pretenden.

Empecemos por la población israelí a la que tú crees en su mayoría “favorable a la ocupación”.  La mayoría quiere la paz, y déjame explicarte.  Recuerda que soy profesora universitaria, así que te pareceré  un poco “maestra ciruela”. Por lo tanto, tenme un poco de paciencia. Un artículo de El país del 2003 hace hincapié en que 56% de los israelíes está en contra de los asentamientos judíos. Además, según este mismo artículo, está aumentando el número dispuesto a desprenderse de territorio pre-1967. Recuerda también que 24% de los israelíes no son judíos. Por ejemplo, según las estadísticas, en Israel también viven musulmanes de origen árabe(1,2 millones), beduinos, cristianos, drusos y unas cuantas minorías más. Finalmente, debemos recordar que dentro de Israel también hay ciudadanos que se mueven y trabajan duro para una paz digna. El reporte de B’Tselem lo demuestra, una organización israelí para la paz. Lamentablemente, el gobierno israelí no les hizo mucho caso. Por lo tanto, decir que Israel es un “estado racista” es olvidarse de todos estos ciudadanos. Yo encuentro a Israel uno de los países más multiculturales del mundo. Sí, existe el racismo. Pero el que existe es más bien entre grupos de judíos—judíos rusos, judíos etíopes, judíos sefarditas, judíos árabes, judíos alemanes, judíos franceses, y de, demás. Los que más odian son la mayoría de los ortodoxos. Es una historia de nunca acabar. Esto lo palestinos lo saben muy bien. Ellos mismos dicen, “Si ustedes los judíos no nos tuvieran, os estuvierais matando entre sí”. Así que por favor, eso de decir que el israelí es como el alemán, te vuelvo a recordar el 24% de la población.  

En tu singular escrito, mencionas que es imposible visitar Palestina sin pasar por Israel. Todo palestino que vive en el exterior y quiere visitar a su familia en Cisjordania, vuela a Aman, Jordania y de allí viaja a, por ejemplo, Ramala (unos 100 kilómetros) de diferentes formas. Se puede ir en autobús, lo más económico, o en taxi-exprés, y hay una compañía que pasan la frontera sin que se revise nada, según mis informantes palestinos—eso sí, cobran U$S 200 por persona. En cuanto a Gaza, se puede entrar por la frontera con Egipto. Por lo tanto, la entrada no es siempre posible y en ocasiones hay que esperar unos días. Hay veces que los países árabes pueden ser los malos de la película también. Por si cambias de parecer y visitas Israel, te recomiendo el cruce a Palestina por Tul Karem pues no encontrarás mucho tráfico por ese camino (ver foto). Cerca de allí, existe hoy día una comunidad de antiguos latinoamericanos con quienes tal vez tendrías interés de platicar.

En cuanto al tema del socialismo y los kibutzim, es verdad que en Israel ya quedan cada vez más menos comunidades realmente equitativas. Sin embargo, hay aun bastantes. Te quería invitar al Néguev para visitar una de ellas, pero tú no quieres viajar a Israel y mi prima quedó muy dolida con tu carta. Sin ella, no hay invitación.  Aunque todo tiene arreglo en esta vida. Y no escribiré sobre España y el racismo porque ese será el tema de mi siguiente blog,  “La leyenda de una casa en la Judería de Toledo”.





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